Los campos magnéticos biológicos tienen su origen en corrientes eléctricas que circulan en algunas células, como en el sistema nervioso y en el corazón, o en materiales magnéticos acumulados en ciertos órganos como el hígado y los pulmones…

La práctica de Yoga en general, las afirmaciones positivas, los cantos devocionales, el hablar desde el corazón, etc; todo esto tiene un gran impacto en nuestro cuerpo, pues las emociones son literalmente un lenguaje “no verbal” que el campo magnético del corazón y de todo el cuerpo recibe influyendo directamente sobre nuestra fisiología, pues la expresión: “Estoy con el corazón en un puño” revela esa situación donde las emociones y pensamientos negativos tienen más poder sobre este órgano que los virus y bacterias.

Básicamente se trata de comprender que el miedo, la ambición, la ansiedad, etc; son realmente nefastos para el corazón y para la salud en general. Y en cambio los pensamientos y emociones positivas consiguen activar todo el potencial del corazón y de su campo magnético. Por tanto seamos conscientes que cuando creamos y desarrollamos esas emociones “positivas” se desencadenan múltiples cambios bioquímicos que además de aumentar el campo magnético del corazón, fortalece nuestro sistema inmunológico, nos ayuda a pensar con más claridad, e incluso consiguen que seamos más amables.

Pero añadiremos además que tenemos la posibilidad de colaborar con los cambios que se están produciendo también a nivel planetario y galáctico con un trabajo en grupo realizándolo desde el corazón. La clave está en que hemos de trabajar unidos en una dirección, o un objetivo común, realizando ese objetivo o trabajo desde el corazón.

Ampliaremos esta introducción durante el encuentro de: Teoría y Filosofía de Yoga.