EL SILENCIO ES ESENCIAL PARA REGENERAR NUESTRO CEREBRO
«Michel Le Van Quyen»
¡El desafío es no hacer nada! Proyectos, viajes, actividad profesional, conferencias, todo quedó anulado aquella mañana en la que Michel Le Van Quyen (1) se despertó con una parálisis facial. Le diagnosticaron agotamiento y le prescribieron reposo absoluto. En un principio le agobia esta inacción, pero luego se produce la sorpresa: el silencio, no solo le sienta bien, sino que le ayuda a superarse del trastorno. Fue así como descubrió los beneficios del silencio. Entonces decide investigar… el resultado es Cerebro y silencio “Edit. Plataforma” en el que analiza valiéndose de su conocimiento en neurociencia, los diferentes tipos de silencio y sus consecuencias en nuestro cerebro y nuestro cuerpo, en base a las investigaciones recientes: “Hay un silencio exterior, que es la ausencia de ruido y también un silencio interior… esos momentos en que logramos reducir el ruido de fondo de nuestros pensamientos, ambos son esenciales para nuestra salud”.
¿El silencio regenera el cerebro? En el 2001, Marcus Raichle (2) demostró que un cerebro en reposo consume tanta energía como a pleno rendimiento, y a esa actividad cerebral en el reposo la llamo energía oscura.
¿Porque no sabemos mucho sobre ella? Así es, pero sabemos que ese silencio cerebral le permite regenerarse. Es esencial para la creatividad, la memoria y la construcción de uno mismo.
¿Cómo afecta el silencio a las neuronas? Hace que se reproduzcan. En un estudio publicado en el 2013 sumergieron en el silencio a ratones durante dos horas diarias y observaron cómo se creaba una cantidad mayor de células nuevas en el hipocampo. Sabemos que dos minutos de silencio bastan para disminuir la presión arterial y el ritmo cardiaco.
Pero no existe el silencio absoluto: Cierto, nuestros ruidos internos siempre están ahí, por eso tenemos que recurrir a los sonidos que sientan bien, como los de la naturaleza.
¿Cuál es su efecto? El murmullo del arroyo, del viento, o el crujir de las ramas producen un fenómeno psicológico que se asocia a la secreción de dopamina, la hormona de la felicidad. Además pasear por el bosque potencia el sistema inmune. Disminuye el cortisol, la hormona del estrés, reduce la tensión arterial y el azúcar en sangre, mejora la salud cardiovascular y metabólica, la concentración y la memoria.
El silencio también debe ser interior: Conviene cerrar los ojos e ir hacia dentro. Cerrar los ojos ralentiza las ondas cerebrales. Parpadeamos no sólo para humidificar los ojos sino también para que nuestro cerebro descanse.
Curioso… De hecho, según varios estudios, si quiere percibir mejor las emociones de alguien, cierre los ojos y concéntrese en su voz.
¿El silencio ayuda a combatir la tendencia de la mente a los pensamientos negativos? Ya ningún científico cuestiona que la practica del silencio de la meditación evita esas cavilaciones negativas. Pero eso ya lo dijo Pascal: “Toda la desgracia de los hombres viene de no saber permanecer en reposo en una habitación”.
La conciencia en la respiración es un camino hacia el silencio: Sesiones diarias de respiración profunda acaban por traducirse en una desaceleración de la frecuencia cardíaca, disminución de la presión arterial, descenso de la tasa de cortisol, y el sistema inmunitario se ve reforzado.
¿Por qué?… En esa situación de calma y de bienestar el corazón produce un ritmo especial capaz de sincronizar otros sistemas fisiológicos como las ondas cerebrales, la presión sanguínea, la digestión y el sistema inmunitario. Hay que aprender a detenerse y respirar.
Pero… ¿Qué nos pasa? Vivimos en un mundo regido por: sugerencias, distracciones, bombardeo de información, continuas interrupciones en el trabajo, e incluso en las conversaciones… eso provoca sobrecarga cognitiva que agota al cerebro. Y cuando la presión es excesiva, el cerebro se desconecta, se bloquea…
El ruido mata: Cualquier ruido que percibimos dispara la secreción de hormonas que ponen al cerebro en estado de alerta. El ruido auditivo tiene un efecto nefasto sobre el sistema inmunológico y el sistema cardiovascular.
Así vivimos: Según el informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente el efecto del ruido mata a 10.000 personas al año. Se ha demostrado una relación entre la exposición al ruido, el descenso del rendimiento escolar y laboral. El ruido es una grave agresión para nuestro rendimiento cognitivo.
Para terminar: Si ya teníamos la intuición, ahora lo explica la neurociencia: cuando promovemos el silencio acústico, pero también atencional, visual o meditativo, nuestro cerebro pasa a un estado muy particular. Esta desconexión es la que le ayuda a regenerarse, a expulsar las toxinas que conducen a las enfermedades neurodegenerativas. Y lo mejor es que el silencio, en todas sus formas, resulta beneficioso para la creatividad, la memorización e incluso la construcción de nuestro «yo». Si las grandes sabidurías de Oriente y Occidente ya lo habían comprendido, hoy la ciencia atestigua los asombrosos beneficios del silencio; a nosotros nos corresponde apropiarnos de ellos.
(1) Neurocientífico del Inserm (Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica de Francia). Autor de Cerebro y silencio –
(2) Neurólogo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en Saint Louis, Missouri. Estados Unidos.