NO PODEMOS ELIMINAR EL EGO PERO SÍ EL EGOÍSMO
Centro de Yoga Namaste de Cornella
Introducción: no podemos eliminar el ego, pero sí el egoísmo. Pues el ego no es nada malo o algo que que hay que eliminar, el ego es una pieza muy importante de esta especie de puzzle del que estamos compuestos, y si consiguiéramos desenmascararlo (que no eliminarlo) nos ayudaría a conocernos mejor. De esa forma podríamos dar respuesta a algunos de los interrogantes y retos en los que el actual ser humano está inmerso, y entre los que destaca el reto del… Tránsito de animal-humano, hacia el Ser-humano.
Pero es muy importante entender: “Que en este mundo no hay premios ni castigos, que en este mundo sólo hay consecuencias”… y que si queremos otros resultados, lo que en estos tiempos no es sólo una opción sino una necesidad imperiosa, hemos de plantar “otras semillas” para así recoger otros frutos. Esperar otros resultados sin cambiar nada es además de imposible algo ingenuo, propio de una mente infantil y fantasiosa.
«Si de verdad queremos un cambio»
Si de verdad queremos un cambio se ha de plantar la semilla del compartir y dejar de alimentar la semilla del competir. Tanto en los aspectos mundanos y ordinarios como en los más sutiles”
¿Dónde se ha de hacer? los lugares más importante para esta “siembra” son: el propio hogar y la escuela. Pero también el centro de yoga, el lugar de trabajo, etc; pero si nos fijamos todo a nuestro alrededor nutre y alimenta la competición que según Krishnamurti es la semilla de la violencia… Semilla de la violencia que se nutre de un egoísmo desmedido, de la identificación con lo que es superficial y transitorio, y del desconocimiento de nuestra naturaleza esencial.
¿Cómo hacerlo? principalmente desenmascarando al ego nocivo o egoísmo, y no dejándonos llevar por los deseos… que no necesidades, siempre mediocres de ese ego.
Pero es cierto para llegar a ser lo que Somos nos encontramos con muchas resistencias, obstáculos, falsas identificaciones, etc. Entonces ¿Qué podemos hacer para superar esas resistencias? proponemos una dinámica que aunque no es nueva, si lo es en cuanto a su integración. Pues sólo dicha integración dará los frutos que necesitamos en esta etapa. Esta dinámica a la que nos referimos la denominamos “Preparar la morada”. (1)
Aclaramos que: la morada no es un lugar… “La morada es un espacio sagrado”, espacio sagrado que consta de tres partes: el espacio físico: Bhutakasha; el espacio de la consciencia: Chidakasha; y el espacio del corazón: Hydrayakasha.
En este empeño, en esta aspiración… de conocernos y comprendernos hemos de tener en cuenta nuestra doble naturaleza, pues el ser humano está habitado por dos fuerzas cósmicas: una de auto afirmación donde el ego y la competición predominan y otra de integración en algo mayor que nosotros mismos, donde prevalece el nosotros y la cooperación.
Ambas son imprescindibles ya que la vida sólo se desarrolla completa y saludablemente en la medida en que se equilibra el ego es decir lo individual, con el nosotros o colectividad; unificando el esfuerzo de superación personal y la cooperación con los demás hacia una orientación integradora del Ser humano.
Pues igual que es pernicioso alimentar el “egoísmo” lo es establecer una especie de “uniformismo social” que conduce como ya se ha visto, hacia una verdadera ruina en el desarrollo del Ser humano.
Ya que si persiste y prevalece el “egoísmo” o el “uniformismo” o ambos a la vez seguiremos repitiendo las crisis de todo tipo y niveles, y que en realidad son menos económicas, identitarias, y territoriales, que de egocentrismo y falta de cooperación.
Pero hemos de tener en cuenta que durante siglos o milenios se ha alimentado a un monstruo “el egoísmo” dando riendas suelta a una competición desmedida e incluso a veces fraudulenta, bajo el pretexto de que lo importante es vencer, o derrotar (en cualquier orden de la vida) no valorando e incluso despreciando “el compartir y la cooperación” cuando estas pueden ser una verdadera apuesta revolucionaria que haría cambiar al individuo y a la sociedad.
(1) Invitación a la Sabiduría (Raimon Panikkar)